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Martes 28 de octubre de 2008 | |||||||||||
se modifico 27/11/2024 | |||||||||||
NOTA: se han tomado los archivos originales y se rediseño la web | |||||||||||
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Publicado en Internet por: Walter G. Belfiore y Alberto Allindo | ||||||||||||||
CAPITULO I |
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Los
componentes y argumentos de esta representación
sirvieron para la creación del escudo municipal
de Maquinista Savio, aprobado mediante la sanción
de la ordenanza Nº 111/91 por el H.C.D., y
promulgada por el intendente D. Fernando Argentino
Valle el 5 de noviembre de 1991. |
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En nuestro medio los primeros caminos obedecieron a una necesidad militar o a las huellas dejadas por los antiguos habitantes y los conquistadores. Por ellos circulaban las galeras usadas de transporte por mucho tiempo, las volantas y los breaks, coches empleados generalmente por gente de posición acomodada; las carretas tiradas por bueyes, escoltadas por jinetes, las chatas para transportar lana, cereales y otros productos de la región. La inmigración inglesa además trajo a la campaña bonaerense un conocido carricoche de dos ruedas y varas para dos pasajeros: el sulky. | ||||||||||||||
En
la segunda mitad del siglo pasado, las líneas
férreas comenzaron a surcar la provincia.
Era necesario dotar a la zona agropecuaria de una
vasta red de ferrocarriles, destinada a unir el
interior con los grandes puertos: Buenos Aires y
Rosario. Los ferrocarriles constituían una posición estratégica a los efectos del dominio de toda la producción agropecuaria y para la modelación de la estructura económica de la comunidad argentina. |
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El partido de Escobar está surcado por dos vías férreas del ex Ferrocarril General Bartolomé Mitre, actualmente administradas por la empresa concesionaria Trenes de Buenos Aires S. A. Una de ellas, la más importante es vía principal a Rosario. La extensión total de esta línea atraviesa los territorios de las provincias de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba, Santiago del Estero y Tucumán, con numerosas ramificaciones, hoy prácticamente fuera de servicio. El otro ramal compete a nuestro estudio y es conocido como Retiro-Pergamino. Se lo denomina Victoria-Vagues y en el orden suburbano realiza servicios desde estación Victoria a Capilla del Señor y viceversa, combinando mediante el sistema trasbordo con la sección Retiro-Tigre. Para formarnos una idea de cómo llegaron las vías al suelo donde ocurrieron los episodios que trataremos, debemos necesariamente dedicar un resumen de la historia de este ferrocarril. El Ferrocarril Mitre se formó sobre la base del ex Ferrocarril Central Argentino, el cual al iniciar su expansión en la última década del siglo XIX, fue incorporando otras líneas, entre ellas el Ferrocarril Buenos Aires y Rosario. Veremos sucintamente, cual fue el origen de algunas de estas líneas y en que momento se produjo su integración.
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Contemporáneamente a la iniciativa para la construcción del "Camino de Fierro al Oeste", fueron efectuadas las gestiones por el ingeniero Allan Campbell ante el gobierno de la Confederación Argentina y por decreto del 5 de septiembre de 1854 acepta su propuesta para realizar trabajos de reconocimiento, trazas, planos, etc., y construir un "Camino de Hierro" que uniera las ciudades de Rosario y Córdoba, puntos separados entre sí por más de 400 kilómetros de tierras desierta, que todavía solía atraer las correrías de las tribus bárbaras. Campbell pedía 40.000 pesos fuertes oro como retribución y una escolta "para proteger a los ingenieros en ciertas partes de la ruta donde pedían estar expuestos a las depredaciones de los salvajes". El 2 de abril de 1855, un decreto del presidente de la Confederación Argentina, general don Justo José de Urquiza, autorizó a don José Buschental a trasladarse a Europa para contratar una empresa que se abocara a la construcción de un ferrocarril, que fuera desde la costa del Paraná hasta Córdoba, siguiendo la ruta que el ingeniero Campbell señalase. La Ley Nº 24 del 30 de junio de ese año faculta al Poder Ejecutivo para conceder el ferrocarril. Quedó establecido además que el gobierno cedía a la empresa, en propiedad perpetua "a partir de dos leguas de la ciudad de Córdoba y una de cada pueblo de tránsito, 20 cuadras de fondo, en cada lado del camino". Armado de estos privilegios, Buschental recorrió en vano los grandes centros financieros europeos, hasta que el contrato de concesión fue otorgado a una empresa británica que se denominó Ferrocarril Central Argentino, y se firmó el 19 de marzo de 1863, aprobado por Ley Nº 33 del 23 de mayo del mismo año, donde se ofrecen las condiciones requeridas a favor del concesionario don Guillermo Wheelwright a cuyo solo nombre se efectuó el contrato definitivo, modificado luego por la Ley Nº 86 del 20 de junio de 1864.
No obstante los graves trastornos que ocasionaba la guerra con el Paraguay, la labor continuó. En 1866 la línea llegaba hasta Tortugas y Bell Ville; en 1867 a Villa María y Oncativo; hasta que finalmente el 18 de mayo de 1870 se efectuó en la ciudad de Córdoba la ceremonia inaugural de la totalidad de la línea de 396 kilómetros de extensión, longitud no igualada en aquel tiempo en esta parte de América. |
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Durante los años posteriores, la empresa se abocó al problema de la colonización, disponiendo el envío a Europa del señor Guillermo Perkins, quien gestionó la radicación en nuestro país de un grupo de colonos para poblar y cultivar las tierras que le habían sido cedidas por contrato de concesión. De este modo se fueron creando las colonias agrícolas de Roldán, San Lorenzo, Carcarañá, Cañada de Gómez y Tortugas. Otra de las iniciativas de la época fue la construcción del Ferrocarril del Norte a Buenos Aires, cuya concesión le fue otorgada en 1857 al señor Augusto A. Hopkins, a quien se le autorizaba a construir un ferrocarril de tracción animal desde la Aduana Nueva (actualmente Paseo Colón e Hipólito Irigoyen), hasta el costado oeste de la Usina de Gas (solar que hoy ocupa la plaza "Fuerza Aérea Argentina" -ex Britania, en Retiro), y desde allí por "locomotivas" de vapor hasta el canal de San Fernando. Esta concesión fue anulada en 1862, declarándosela caduca por incumplimiento de los plazos acordados para la iniciación de las obras. La nueva concesión le fue otorgada a don José Rodney Grosky, quien constituyó de inmediato la Sociedad Anónima "Compañía del Ferrocarril de Buenos Aires a San Fernando". A poco de iniciados los trabajos de construcción, esta compañía vendió sus derechos a otra de capital británico que se llamó "Ferrocarril del Norte de Buenos Aires", empresa que en 1862 construyó y libró al servicio público el 1º de diciembre de ese año la línea a Belgrano. Sucesivamente se fueron habilitando estos tramos: Rivadavia, Olivos y San Isidro en 1863, San Fernando en 1864 y Tigre el 4 de febrero de 1865. El 11 de enero de 1889 el Ferrocarril del Norte fue arrendado por el Ferrocarril Central Argentino y comprado definitivamente el 29 de octubre de 1901. La jurisdicción nacional fue declarada el 11 de enero de 1889 sobre la sección Buenos Aires-Tigre, el 10 de septiembre de 1894 para la línea en general, confirmándose este decreto por otro del 16 de abril de 1896. Una nueva era comenzó en 1889, año en que el Ferrocarril Central Argentino se dispuso llegar hasta la Capital Federal. Al efecto en 1890 construyó la vía desde Cañada de Gómez a Pergamino y arrendó la línea de Junín a San Nicolás que era del Ferrocarril del Oeste. Este último traspasó al Central Argentino los derechos de dominio que tenía sobre las líneas de Luján a Pergamino, Pergamino a San Nicolás y Junín, y San Antonio de Areco a Capilla del Señor, con lo cual permitió la entrada de sus trenes a la estación Once por el empalme Luján. Estas transferencias fueron aprobadas por decretos provinciales del 13 de julio de 1892 y 19 de abril de 1893. En los años 1892 y 1893, fueron tendidos los rieles entre Vagues y Victoria, empalmando en este último punto con la línea del ex Ferrocarril del Norte y desde entonces el Ferrocarril Central Argentino posibilitó su acceso independiente a la Capital Federal. Este ferrocarril fue acogido a la Ley Nº 5315, sancionada el 17 de octubre de 1907, cuyo proyecto había sido presentado por el ingeniero don Emilio Mitre, hijo el prócer, mediante el cual se uniformaba el régimen legal de las concesiones ferroviarias. En ese año se fusionó con el Ferrocarril Buenos Aires y Rosario, aprobándose el 13 de diciembre el contrato "ad-referéndum" celebrado entre los dos ferrocarriles. La Ley Nº 6062, del 19 de octubre de 1908, autorizó la unión de las dos empresas en una sola bajo la denominación de Ferrocarril Central Argentino. El decreto del 31 de octubre de 1908 aprobó el contrato definitivo de fusión, el cual se escrituró el 9 de enero de 1909. Por su parte el Ferrocarril Buenos Aires y Rosario reconoce su origen en la concesión otorgada a don Guillermo Matti, por Ley de la provincia de Buenos Aires del 10 de septiembre y la Ley Nº 446 del 10 de octubre, ambas del año 1870, para la construcción de un ferrocarril desde Buenos Aires a Campana. El contrato firmado el 6 de octubre de 1871 se modificó por otro del 14 de septiembre de 1872. Una resolución del 7 de abril de 1874 acepta la transferencia de la adjudicación que hace don Guillermo Matti a favor de la "Compañía del Ferrocarril a Campana". Otro decreto provincial del 26 de agosto de 1874 aprueba igualmente la transferencia. Los estatutos de dicha compañía se ratificaron por edictos del 25 de julio de 1874 y los de la "Compañía del Ferrocarril Buenos Aires al Rosario" se aprobaron el 6 de mayo de 1885. El trayecto Buenos Aires-Campana fue librado al servicio en 1876. La gestión y otorgamiento de la prolongación de esta línea hasta Zárate y Rosario modificó su denominación, llamándose "Ferrocarril Buenos Aires y Rosario", y el primer tren que unió ambas ciudades partió el 1º de febrero de 1876 desde la estación Central, que estaba ubicada en la esquina de las actuales calles Leandro N. Alem y Bartolomé Mitre, de capital.
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El primer antecedente sobre el interés del ferrocarril en efectuar un tendido de vías cuyo trayecto cruzara los campos situados en el kilómetro 48 en cercanías de la "cañada o arroyo de Escobar", se remonta al año 1875, cuando representantes de la empresa adelantaban a los propietarios las zonas que afectaría el proyecto y disponían de algunos de éstos su compromiso de venta. La Ley Nº 2386, sancionada por el Congreso de Buenos Aires el 23 de octubre de 1888. autorizó al Central Argentino a construir un ferrocarril desde el pueblo de Pergamino hasta el de San Fernando, u otro punto del Ferrocarril del Norte de la provincia de Buenos Aires que pasara por Capilla del Señor. Uno de los artículos de esta disposición declaraba de utilidad pública la ocupación de los terrenos de propiedad particular necesarios para la vía, estaciones, talleres, etc., facultando a la compañía a expropiar por su cuenta y con sujeción a la Ley Nº 1240, de fecha 18 de octubre de 1872, las superficies convenientes para estaciones intermedias hasta un máximo de nueve hectáreas, y para la vía permanente cincuenta metros de cada lado, donde la altura de los terraplenes así lo exigía. El citado precepto obligaba a la empresa, en el término de un año, a presentar ante el Poder Ejecutivo los estudios, planos y especificaciones y una vez aprobados, un plazo de tres años para la terminación definitiva del ramal. Respondiendo a las finalidades de esta Ley, el 27 de julio de 1889 fueron entregados los trazados de los primeros 70 kilómetros de extensión, desde San Fernando a Pergamino, firmando el decreto de conformidad el presidente de la Nación, Dr. Don Miguel Juárez Celman. El tramo desde estación Victoria a Coronel Zelaya (antes Copello y hoy Zelaya) comprendía 33,7 kilómetros de vías, su apertura al servicio público de pasajeros se efectuó el 30 de abril de 1892 y la prolongación desde Zelaya a Capilla del Señor (23, 4 km.) el 20 de junio de ese año. Recién el 5 de julio de 1894 se libró al servicio desde Capilla del Señor a San Antonio de Areco (32, 2 km.) y se empalmó con el trayecto San Antonio-Arrecifes-Pergamino, cuya administración ejercía la gobernación de la provincia de Buenos Aires, por concesión otorgada el 1º de julio de 1881 y su habilitación había dado principio el 30 de agosto de 1882. La zona de vías que cruza el pueblo de Maquinista Savio y donde con el tiempo se convertiría en un Apeadero, fue comprada el 6 de diciembre de 1892 por el Central Argentino a los herederos de don Hilarión Beliera y don Ciriaco Beliera, siendo protocolizada en la ciudad de La Plata ante el Escribano Roque Repetto. |
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Argentino en la jurisdicción de Escobar, (en ese entonces partido del Pilar), nos ocuparemos ahora de ciertos aspectos que no pueden ser ignorados, ocurridos y relativos en la estación Garín, que durante más de un siglo sirvió como canal de las comunicaciones, abastecimiento, salud y principal centro de movilidad. Para ello debemos tener en cuenta que el pueblo de Maquinista Savio (ex Kilómetro 48), antes de la caprichosa división de sus límites, perteneció en su integridad al territorio de Garín. Al inaugurarse el trecho Victoria-Zelaya, se estableció en el kilómetro 44 la estación Garín y las parcelas ocupadas por el ferrocarril, en principio, fueron confiscadas por imperio de la Ley Nº 1240 y, convenido el precio, adquiridas a sus dueños, que en ese entonces eran don Cecilio Ramón Beliera y doña Juana Beliera. Una primera escritura de traslación de dominio fue hecha el 14 de mayo de 1893 y una segunda el 19 de junio del mismo año, ambas rubricadas en Barracas al Sur (hoy Avellaneda) ante el Registro del Escribano don Tulio Méndez (h). El área vendida comprendía una superficie de 101.688, 68 m2. Otro remanente de tierras de 80.824, 75 m2, que formaban parte de este perímetro y cuyos titulares eran los herederos de Díaz, fue expropiado el 27 de agosto de 1894 y adquirido por el Central Argentino el 26 de diciembre de 1895, con intervención de los Escribanos don Tulio Méndez (h) y don Esteban Guabello. Estas transferencias nos permite conocer a los verdaderos propietarios de las tierras donde se edificó la estación, circunstancia, además, que desestima por completo la teoría sostenida por algunas publicaciones de que fue la familia Garín quien donó la parcela que ocupa en su parte edilicia la estación y otras partes del predio ferroviario. El dominio de las principales fracciones que componen el pueblo formado alrededor de la estación también pertenecía a don Cecilio Ramón Beliera y sus hermanos, por legado testamentario de sus progenitores. El nombre Garín, como queda expresado, no es consecuencia de una donación de tierras, sino de una costumbre de viejos pobladores. Lo cierto es que el apelativo Garín proviene del arroyo Los Arenales, como lo certifican antiguas mensuras y cartas topográficas, que tomó el nombre de esta familia por ser los dueños de unos campos que atravesaban este cauce de agua. Según la tradición, los habitantes de antaño, acudían a él para pescar o bañarse y lo conocían o llamaban "el arroyo de los Garín", dado que para acceder al mismo debían trasponer las alambradas de su propiedad. Si consultamos la bibliografía "Significado de la Nomenclatura de las Estaciones Ferroviarias de la República Argentina" del erudito escritor ya desaparecido D. Enrique Udaondo, editada en 1942, encontraremos: "GARIN: Es el apellido de los propietarios de los campos de las inmediaciones de la estación en el Partido de Pilar (hoy Escobar) D. José Garín y hermanos". Para profundizar más sobre este asunto, diremos que el fundador de esta prole en nuestro país fue el capitán José Antonio Garín, cuya identidad, si bien no ha sido aún esclarecida en forma fehaciente, según algunos genealogistas fue hijo de Fernando Garín Azpeitia, natural de San Luis, y de Isabel de Cárdenas, natural de Buenos Aires; nieto paterno del capitán Domingo Garín Azpeitia Reynoso y de Juana Díaz Barroso Bohorquez y nieto materno de Pablo Ginés de Cárdenas y de Juana de Melo (Cabral) o García de León. José Antonio Garín es detectado en el padrón de 1744, viviendo en tierras propias del rincón de la cañada de Escobar, censado junto a su esposa Francisca Pacheco y tres hijas llamadas Marta Tomasa, Juana Elena y Victoria Josefa, las dos primeras hijas del primer matrimonio de ella con Juan Velázquez. En ningún momento de su permanencia en el lugar compró tierras y las que ocupaba como de su propiedad pertenecían a su mujer por haberlas heredado de sus padres, don Simón Pacheco (que no es antecesor del que fue general y residió en las cercanías) y doña Juana Gil de la Rosa, quienes las habían adquirido en 1716 a José Pereira.
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Se trataba de un terreno de 1.000 varas (866 m.) con frente al arroyo de Escobar, por 9.000 varas (7.794 m.) de fondo, el cual en los planos actuales alcanzaría la avenida de los Constituyentes - divisoria de los partidos de Escobar y Malvinas Argentinas -, por el costado Noroeste la ruta Panamericana, y por el Sudoeste una línea imaginaria dada por las calles Los Ñandúes y José Hernández, de la localidad de Maschwitz, continuando por Pablo Lamberti y Tierra del Fuego, de la jurisdicción de Garín. Quienes perduraron el apellido Garín fueron; su hijo Manuel, quien procreó a Mariano, éste a Manuel Encarnación y José Demetrio, y sucesivamente los descendientes de estos últimos. Es muy poco lo que se sabe sobre la construcción e inauguración de la estación Garín, pues no ha quedado nada de ese pasado y el ferrocarril, por diversos motivos, no ha guardado su historia y ahora es muy difícil encontrar testimonios de sus primeros años. Una de las razones fue sin duda la depuración de documentación ocurrida en el ex Archivo de Vías y Obras de la Línea Mitre, que se hallaba en la estación Belgrano "R", al momento de su traslado a la estación Coghlan, donde, por razones de espacio, centenares de expedientes de lo actuado por el ex Ferrocarril Central Argentino fueron comercializados como simples papeles en desuso, sin importarle al funcionario que dicto la orden el valor histórico que representaban, hoy por esta pérdida irreparable se sufren las consecuencias. En estos legajos voluminosos, prolijamente compaginados, se conservaban todos los antecedentes de la habilitación de los ramales, construcción de las estaciones, playas, anteproyectos anteriores a la apertura del servicio, escrituras de compras de tierras, etc. Algunos planos alojados en otras dependencias fueron salvados de su destrucción, pero estos pertenecen a fechas posteriores al inicio del trayecto tratado que, como antes hemos dicho, ocurrió en 1892.
En estos planos, confeccionados entre los años 1900 y 1925, se puede observar la estación Garín, las avenidas de la Circunvalación en sus laterales, una pulpería, los proyectos de las sucesivas innovaciones en sus instalaciones, como ser la vivienda para el 2º jefe de la estación, letrinas, desvíos al galpón de carga, corrales para los animales, extensión de la plataforma, abrigos (refugios) para los pasajeros, estanque, accesos, y otros cambios para mejorar su funcionamiento. Años después, parte de estos espacios fueron suprimidos, como en de la entrada de los carros lecheros, cuyo terreno fue vendido en remate público en el año 1940, dando lugar con ello a la extensión del pueblo. El área loteada estaba comprendida desde el paso a nivel - camino a San Miguel - y la calle de la Circunvalación. Las
modificaciones mencionadas nos da la pauta de que
al habilitarse la estación las comodidades
que contaba eran muy limitadas. |
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Los
primeros empleados destinados a la atención
de la estación Garín los encontramos
en el Censo Nacional de 1895. Entre las personas
empadronadas por el vecino Asensio Gaitán,
figura un reducido número de obreros del
Ferrocarril Central Argentino, responsables, unos,
de la Jefatura y otros dedicados a tareas de mantenimiento
de las instalaciones y conservación de las
vías. En este listado aparecen nombrados:
El movimiento de pasajeros de la estación Garín, según la estadística anual de 1901, arroja los siguientes índices: Pasajeros despachados: 4.481, recibidos: 4.335 (porcentajes que indican un promedio de viajes de 12 personas por día entre ida y vuelta). Las cargas despachadas durante ese año arrojan un total de 3.042 toneladas y las recibidas 869 toneladas. Los precios de los pasajes se cotizaban en moneda nacional de curso legal. En el mes de agosto de 1901, un viaje en primera clase desde Retiro a Garín, con un 70 % de premio, costaba 1,70 e ida y vuelta; 2,55. La tarifa de segunda clase tenía un valor de 1,45 e ida y vuelta 2,20. El abono mensual, con el 40 % de premio incluido, su precio era de 29,40 para la primera clase y 21,00 en segunda. Digamos que en ese año circulaban en forma diaria por el ramal trenes de pasajeros a Rosario y Córdoba, de carga a Rosario, Santa Teresa y Cañada de Gómez y el mixto a Rosario, o sea un total de seis trenes de ida y seis de vuelta. El
itinerario de servicio del 1º de diciembre
de 1915 precisa que horas 03:45 llegaba a Garín
un convoy de carga que venía desde Retiro.
También se detenían en esa estación
cinco trenes mixtos, 08:23 horas el que se dirigía
a Rosario, 12:30 y 19:18 los que iban a Capilla
del Señor, 17:25 a Río Cuarto y 22:14
a Rosario. Horas 22:32 pasaba sin parar un tren
de carga con destino a Córdoba. |
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