Peter Parler sucedió, en 1356, al
arquitecto Matías Arras después del fallecimiento de éste, aunque
transcurrieron unos años sin que fuera dirigida por ningún maestro
de obras. Más tarde la construcción sería dirigida por los hijos de
Peter Patlér, Jan y Václay. Estos nuevos arquitectos imprimieron a
la catedral un estilo inspirado en el gótico alemán pero dándole,
asimismo, su impronta personal, puesta de manifiesto en el coro, la
capilla de San Segismundo y la sacristía que fueron terminadas por
ellos. De esta época cabe destacar las complejas bóvedas, sólo
comparables a las de las catedrales inglesas.
En 1419 se interrumpieron los trabajos a
causa de la rebelión husita. Los husitas, contrarios a la veneración
de los santos y a las muestras de opulencia propias de la Iglesia
católica, saquearon la catedral e hicieron coronar al rey Segismundo
en el nuevo templo.
En 1485 la corte volvió al Castillo de Praga y se empezó a
restaurar la Catedral. Se construyó un nuevo Oratorio Real, obra de
Hans Spiesz, símbolo de la
soberanía del rey, que se terminó en 1490. Las escenas de la leyenda
de San Wenceslao se concluyeron en 1509 para la coronación del rey
Luis Jagellon.
En 1526 Fernando I de Habsburgo se convirtió en el primer
Habsburgo coronado como rey de Bohemia. De esta época data la
Galería de la Música, obra de
Bonifacio Wolmut, de estilo
manierista, con bóvedas neogóticas, así como la capilla de San
Adalberto que posteriormente fue destruida. En 1566 Maximiliano II
de Habsburgo encargó el Panteón Real dedicado a la Casa de
Habsburgo y a sus predecesores en el trono de Bohemia, se terminó en
1589.
El 23 de mayo de 1618 se produjo la defenestración de Praga, que
daría comienzo a la Guerra de los Treinta Años. En 1619 los
radicales calvinistas causaron grandes desperfectos en la catedral
que tuvo que volver a consagrarse en febrero de 1621, después de la
derrota checa en la batalla de la Montaña Blanca.
Gaspar Bechteler talló los
relieves de madera que commemoran la defenestración y sus
consecuencias.
En 1644 Leopoldo Guillem, obispo de
Olomue, hizo restaurar un
candelabro románico de la capìlla de San Juan Bautista que,
supuestamente, procedía del Templo de Jerusalén.
Con la llegada del barroco, el emperador Leopoldo I de Habsburgo
colocó la primera piedra de una nave diseñada por
Giovanni Domenico Orsi, pero
las obras tuvieron que interrumpirse en 1675 por falta de
presupuesto. De la misma forma fracasó el proyecto de Johann F.
Schor. De esta época datan las estatuas de los santos patronos
checos que hay en la capilla de San Juan de Nepomuceno, obra de
Rinaldo Ranzoni, el retablo
de San Segismundo de Frantisek Weis y la tumba de San Juan de
Nepomuceno, obra maestra de Antonio Corradini.
En 1844,
Václav M. Pesina pidió que se
acabara la catedral, hecho que no ocurriría hasta 1839 al
constituirse una Sociedad que se interesó en ello. En 1862
Josef’O Kranner empezó los
trabajos restaurando el presbiterio del que eliminó gran parte de
los añadidos barrocos. Con motivo del retorno a Praga de las Joyas
de la Corona Checa, se reformó la Cámara de la Corona; paralelamente
se finalizaron las obras de la bóveda principal y de la fachada
Oeste. El 28 de diciembre de 1929 se abrió al público la catedral
totalmente acabada.
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